domingo, 20 de septiembre de 2015

Mi mente metida en una cárcel. El poder de lo sutil


(leer antes el post previo)

El poder de lo sutil.
Las creencias, las prohibiciones, los registros e itas adivinatorios, van construyendo sutilmente una cárcel invisible en tu cerebro. Es una de las conclusiones que he llegado tras analizar en la lejanía todas las experiencias vividas.
Puede parecer una tontería que te prohíban algo, el probar la miel, entrar en un mercado, no estar a las doce de la noche en la calle, que te mojes con agua de lluvia. Pero poco a poco estas prohibiciones van marcándote muy profundamente convirtiéndote en un esclavo de tu propia mente.
Es algo muy sutil, como un veneno que no te enteras y que te van dosificando cada día. Y al final te encuentras en una cárcel en tu propio cerebro. Es así de poderoso lo que se consigue en una secta.
Recuerdo con tristeza y alegría a la vez mi gran miedo a tirar a las soperas tras todos los avisos dados de que te arruinaría la vida. Y curiosamente ese gesto de tirarlos fue el gran paso para poder salir de la secta, de romper los invisibles barrotes que han sido construidos en tu cerebro.

Con esto, si estás en una secta, te estoy diciendo exáctamente cuál es el primer paso para salir de ella.
Porque si estás en una secta estás en una cárcel, lo sepas o no, eso es independiente.

La alegría ahora de poderme mojar con la lluvia no tiene precio, y sólo pensar que hace unos meses me daba pánico la simple posibilidad de que pasara esto.

Y como Cristiano que me considero, dejo en manos de Dios mi destino y mi futuro. No lo dejo en manos de unos estafadores o de una secta. Con esto también me libré de los daños que generan el miedo a todas las prohibiciones o que te vas a morir si tiras las soperas o no sigues los consejos.
Y doy gracias a Dios todos los día de mi vida por haberme ayudado a salir de allí, y por no haberme dejado caer, pese a estar arruinado. No tiene precio el ser libre, no lo tiene.

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